Cientos de personas se reunieron en el Río Bravo, límite fronterizo entre México y Estados Unidos, para participar en una misa ofrecida en honor de los migrantes indocumentados que han muerto en su intento por llegar a territorio estadounidense.
Los participantes escucharon la misa sentados a ambos lados del Río Bravo, a la altura de Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas, por medio de potentes altavoces y rodeados de agentes migratorios.
Este evento binacional es organizado anualmente desde hace 18 años por las diócesis de Ciudad Juárez y El Paso, que estiman en más de 300 las personas que han muerto en esta región de la frontera en los últimos 20 años.
Ambos organismos expresaron en un comunicado difundido este mismo sábado su preocupación sobre "las propuestas del gobierno de los Estados Unidos de construir un muro fronterizo e incrementar las deportaciones de inmigrantes indocumentados".
Previo a la misa, en el lado mexicano se enarbolaron una veintena de banderas de diferentes países en reconocimiento a la diversidad de los migrantes.
El hallazgo de migrantes muertos es frecuente en varias partes de los más de 3.000 km de frontera entre México y Estados Unidos, por donde intentan cruzar ilegalmente miles de mexicanos y centroamericanos cada año.
A finales de julio pasado, cinco guatemaltecos murieron ahogados en el Río Bravo, de acuerdo con reportes oficiales.
El 26 de octubre pasado las autoridades migratorias de Estados Unidos presentaron en San Diego, California, ocho prototipos de muro fronterizo que el presidente Donald Trump planea levantar en la frontera entre ambos países.
Los prototipos, construidos por seis empresas, superan en altura al muro fronterizo que existe actualmente y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos informó que los evaluará por sus capacidades para evitar que sean escalados, penetrados o atravesados por un túnel en tierra.